Daniel Toro González
Foro: Planeación territorial, un sueño posible
28 de octubre de 2022
El Universal
Buenos días, muchas gracias por la invitación.
Un saludo especial a todos los panelistas y asistentes.
Espero que las discusiones e ideas presentadas en este evento sirvan para avanzar en el propósito común que nos reúne, hacer de Cartagena un sueño posible. Espero también con estas reflexiones finales, aportar en algo al logro de este sueño.
Desde las teorías del crecimiento económico formuladas en los años 50 por Paul Samuelson (Nobel de 1970) y especialmente por Robert Solow (Nobel de 1987) y de su evolución, sabemos a grandes rasgos, que el crecimiento económico se fundamenta en tres componentes: capital humano, capital físico y tecnología. Lo que nos han demostrado al menos siete décadas de revisión de estas teorías de crecimiento, es que los tres componentes revisten igual importancia y no es posible lograr avances sustantivos si los tres no se desarrollan de manera equilibrada.
Capital Humano
No obstante, respecto del fenómeno de crecimiento económico urbano, de acuerdo con Edward Glaeser, Director del programa de investigación urbano del Centro para el Desarrollo Urbano de LSE, el capital humano es de lejos, el factor que mejor explica el éxito de las ciudades. Todas las ciudades exitosas tienen algo en común, para prosperar, deben tener la capacidad de formar, retener y atraer personas inteligentes y permitirles conectarse y trabajar colaborativamente. No existe ninguna ciudad exitosa sin un tejido fuerte de capital humano.
Si pudiéramos pensar en diseñar una ciudad (o país) ideal, de acuerdo con Angus Deaton (Premio Nobel de Economía en 2015) deberíamos considerar una democracia amplia y participativa, una institucionalidad robusta que provea ley y orden, ausencia de pobreza, una alta expectativa de vida, y buena salud, la mayoría de estos aspectos están claramente relacionados con el capital humano.
Pensemos entonces si Cartagena de Indias puede asociarse a esta idea o al camino que puede llevarnos a ella. ¿Tenemos los cartageneros las mismas oportunidades de llevar una vida plena independientemente de en qué barrio hayamos nacido? Una forma de medir la igualdad de oportunidades es mirar la relación entre los ingresos de padres e hijos. En una sociedad perfectamente móvil, con igualdad de oportunidades, mis ingresos no deberían depender de los de mi padre, por el contrario, en una sociedad de castas, que es el otro extremo, los trabajos (con sus ingresos) se heredan de una generación a otra. ¿Qué tipo de sociedad tenemos hoy en Cartagena? ¿A cuál nos parecemos más a una sociedad móvil o a una de castas?
En reciente publicación sobre el sector educativo en Colombia publicada por Dejusticia, titulada La Quinta Puerta, los autores Juan Camilo Cárdenas, Leopoldo Ferguson y Mauricio García Villegas cuentan la historia de cómo la educación en Colombia agudiza las desigualdades en lugar de remediarlas. Resaltan que la desigualdad del ingreso implica dos grandes problemas en el sector educativo: por un lado, produce desigualdad de oportunidades de aprendizaje y por el otro, genera segregación social de estudiantes en distintos tipos de colegios. En este aspecto, al menos, el sistema educativo colombiano pareciera llevarnos menos a la movilidad y más a las castas.
Para el caso de Cartagena los resultados de las pruebas Saber 11 son contundentes, de acuerdo con el análisis consolidado por Cartagena Cómo Vamos, de las 14 principales ciudades del país, “Cartagena fue la cuarta ciudad con resultados más bajos en educación”. Adicionalmente, “mientras el total de colegios privados que alcanzaron las categorías (más altas) A+ y A pasaron del 44% en 2019 al 47% en 2021, en los oficiales la proporción disminuyó, del 8% al 3%. El 86% de los colegios oficiales están en las categorías C y D en 2021”. ¿Movilidad social o castas?
Si hay una deuda urgente que debemos saldar como sociedad para lograr una oportunidad, es la de mejorar la calidad de la educación inicial, básica, media y superior.
Tecnología
La tecnología, su desarrollo, difusión y uso, están profundamente vinculadas al capital humano. Sin la tecnología desarrollada en Europa durante el periodo de industrialización entre los siglos XVIII y XIX, la cual permitió el abaratamiento de los costos de transporte y el aumento de la productividad, no hubiera sido posible escapar a la distopía maltusiana. La tecnología hoy permite que la producción de alimentos en el mundo supere la demanda. El gran problema, como lo demostró Amartya Sen en su tesis de grado, es su distribución, la inequidad y la desigualdad.
En general, es necesario acumular suficiente capital humano para lograr el mejor aprovechamiento de lo que el conocimiento humano hoy ofrece, adoptarlo y adaptarlo. Además, aprovechar la riqueza natural para generar nuevas oportunidades de productos y servicios que ayuden a la generación de empresas formales y productivas.
La combinación de capital humano, tecnología e inversión puede abrir la puerta a una ciudad con una producción más compleja en el sentido de Ricardo Hausmann. Ningún país ha salido de la pobreza exportando materias primas. El Atlas de complejidad económica de Hausmann nos permite vislumbrar una vía hacia la prosperidad. Debemos y podemos pensar en clave de industrias del futuro, el bienestar, la recreación, la salud, la industria 4.0 y 5.0, los servicios y las industrias en movimiento, sin negar que el turismo, la industria tradicional y los puertos pueden darnos la palanca para dar el paso a sectores de mayor generación de valor agregado.
Debemos hacer mejor uso de los recursos con los que contamos, optimizarlos y potenciarlos. Echar mano de los Einsteins muertos por un puñal en una pelea de pandillas o de las Marie Curies que han quedado embarazadas siendo niñas. Si no nos conduele la pobreza y la miseria a la que están sujetos miles de cartageneros diariamente, los invito entonces a que pensemos en ellos como potenciales generadores de riqueza y actuemos más rápido en proveerles oportunidades.
Capital Físico
¿Qué entendemos por capital físico? Son todos los activos que pueden generar producción, entre ellos, las casas, lotes, terrenos o bienes inmuebles localizados en el territorio nacional, los mismos que serán inventariados en el catastro multipropósito. Algunos de estos elementos están incluidos en el Índice de Competitividad de Ciudades (ICC) como el pilar de infraestructura y equipamiento que hace parte de las condiciones habilitantes del territorio. En este ICC Cartagena ocupa un penoso puesto 13 del país, después de Neiva, Ibagué, Armenia y Popayán.
Debemos pensar en cómo lograr el fortalecimiento de la administración pública, eficiente y efectiva. Que permita avanzar en los proyectos estratégicos de la ciudad. Por encima de las exenciones tributarias, que pueden tener algunos efectos en el corto plazo para atracción, pero no son sostenibles. Estos recursos son necesarios para generar las condiciones asociadas a una vida plena, ni siquiera digna, plena de todos los cartageneros. Pensar una ciudad mejor, para los cartageneros.
Las ciudades pobres son muy similares en cualquier lugar del mundo, pero las ciudades exitosas se diferencian unas de otras, tienen identidad, y aunque Cartagena está casi que inexorablemente amarrada a su pasado y el determinismo histórico ejerce gran peso en nuestras perspectivas de futuro, no necesariamente debemos estar definidos por este.
Cartagena hace apenas 200 años fue una ciudad abierta al mundo, multilingüe y con estrechos lazos con otras naciones, especialmente de caribe, sin embargo hoy no tenemos siquiera superada la prueba de la comunicación en nuestro idioma oficial.
Debemos abrazar y celebrar el esfuerzo por avanzar en el catastro multipropósito para la correcta administración del territorio con criterios de sostenibilidad. Debemos avanzar decididamente en el ordenamiento territorial y en su administración.
En resumen, mejorar la calidad de la educación con oportunidades para todos, propiciar la absorción y adopción tecnológica y administrar mejor los recursos físicos y productivos son la clave para lograr la generación de riqueza necesaria que nos permita como sociedad implementar las mejoras en la calidad de vida que todos los cartageneros deseamos.
Una ciudad que como, Deaton lo planteó, tenga una alta expectativa de vida de sus habitantes, que tengan buena salud, sin pobreza, con democracia e instituciones robustas. Si de algo tengo claridad después de hacer parte de esta comunidad por más de 33 años, es de la resiliencia de su gente. El sueño de una Cartagena de oportunidades debe ser posible.
Muchas gracias.