Cartagena al fin conoció las bondades de un Sistema Integrado de Transporte Masivo (SITM). Muchos cartageneros que no conocen otras urbes con SITM, ahora saben, gracias a Transcaribe, que es posible tener una mejor ciudad, soñar con un futuro sostenible e incluyente.
Pero este muy anhelado proyecto exige el cuidado de todos: usuarios, administradores y gobierno. Los ciudadanos debemos ser conscientes de su importancia y de su rol como sistema articulador de la movilidad. Debemos tener sentido de pertenencia y cuidarlo. Transcaribe es una excusa muy oportuna para construir ciudadanía responsable y fomentar el respeto por las normas.
La administración de Transcaribe, por su parte, debe garantizar que el sistema opere muy bien, de tal manera que se pueda potenciar toda su capacidad. El reto no es minúsculo: se movilizan aproximadamente hasta 50 mil usuarios al día y la meta es llevarlo cuanto antes hasta los 500 mil viajes diarios. Es una meta lejana, pero alcanzable. Depende de que las rutas tradicionales salgan del sistema, del proceso de chatarrización y del aumento en cobertura.
La cobertura es fundamental, por lo cual se impone la necesidad de articular a Transcaribe con otros modos de transporte. Con tarifa integrada, los cartageneros podrán moverse libremente por su territorio (incluyendo la zona insular y los municipios aledaños), usando los caños y lagunas al igual que hoy usan las avenidas, y usando bicicletas y zonas peatonales con árboles que den sombra.
Es necesario que la administración distrital ponga en marcha rápidamente un esquema que permita la sostenibilidad a largo plazo del proyecto sin descuidar su necesaria ampliación, dado que se planteó hace más de una década. El aumento de la cobertura en gran medida contribuirá a cerrar brechas de ingresos, dadas las características de la demanda. Si el alcalde le apuesta a una ciudad incluyente, Transcaribe debería ser su proyecto bandera. Lamentablemente, a juzgar por la manera como figura en el Plan de Desarrollo, no hay mucho con qué soñar.
Las brechas existentes en la Cartagena de hoy se desdibujan lentamente cuando, por ejemplo, el transporte público genera espacios de interacción entre residentes de barrios distintos y diferentes niveles de ingreso. Transcaribe debe ser el medio de transporte que todos podemos y queremos usar. Debe servir para que turistas y residentes se aproximen de una manera distinta a una ciudad sin barreras, que brinde el derecho a la movilidad y la apropiación del territorio para todos sus habitantes.
Solo se necesita el compromiso de todos y cada uno.
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