Alrededor de la propuesta de Estatuto Tributario de Cartagena se han escuchado voces de descontento desde algunos sectores, algunos incluso señalándolo de “muy académico” como si esta connotación tuviera algo de negativo. Es comprensible que los primeros en manifestar su inconformidad sean los empresarios de la ciudad, la teoría económica nos enseña que eso es lo que ellos mejor saben hacer, cuidar que los réditos de sus inversiones no sufran (maximización de los beneficios de la firma). Por supuesto no hay que pedir peras al olmo y esperar que acepten una propuesta que se atreve a desafiar su rentabilidad en el corto o mediano plazo.
Sin embargo no es comprensible que a la luz de las evidencias se abstengan de comprender que un mejor desempeño fiscal del municipio finalmente redundará en mejores condiciones de competitividad para sus empresas. En este sentido el Estatuto Tributario de Cartagena se convierte actualmente en la mejor estrategia de competitividad que la ciudad dispone.
¿Cuál es la evidencia entonces de que la propuesta de la Administración puede llevar a Cartagena por la senda del crecimiento? Un ejercicio sencillo provee algunas luces sobre el tema. Analizar la relación entre el Indicador Global de Competitividad (IGC) contra la capacidad fiscal[1] de los municipios deja ver que existe una clara relación entre ambas variables. Al hacer el ejercicio de relacionar estadísticamente estas variables para 21 de los principales municipios en Colombia se encuentra que el 84% de los cambios en el Índice de Competitividad están relacionados con los cambios en la capacidad fiscal de los municipios, resultado que sólo sirve para corroborar la estrecha relación entre las dos variables. Adicionalmente, no sólo la relación es muy cercana sino que es positiva y solida en términos estadísticos, los cálculos indican que los municipios de mayor capacidad fiscal son a su vez los más competitivos.
Desde luego que esta hipótesis puede, y debe ser analizada con mayor detalle, sin embargo estos cálculos iniciales concuerdan con trabajos realizados anteriormente como “Competitividad y localización de empresas: La experiencia de Cartagena frente a la evidencia colombiana en los noventas” (Toro, 2005) publicado en la Serie de estudios sobre la competitividad de Cartagena (No 3.) y “Localización de la industria manufacturera en Colombia 1990-1999” publicado por la Universidad Tecnológica de Bolívar en la Revista Economía & Región No.2.Vol.1 (Toro, 2004), en los cuales se concluye que no existe evidencia que vincule los impuestos locales con las decisiones de localización de las empresas en Colombia.
Estos son argumentos que pueden ayudar a que los empresarios hagan el ejercicio académico de reflexionar antes de enfilar baterías en contra de una propuesta que tiene toda la intención de ayudar a construir una mejor ciudad y de generar las condiciones para aumentar su rentabilidad en el mediano y largo plazo. En la discusión de la reforma tributaria debe brillar la ciencia y la argumentación, no los prejuicios ni los sesgos con los que algunos han abordado el debate.
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