Ante la imposibilidad dada por la cuarentena de hacerles llegar algún detalle material en este día que celebra a quienes trabajamos con las ideas, quiero compartirles algunas que hacen parte de la biografía de Francisco de Paula Santander que actualmente leo, y que, en mi concepto, muestran cómo nuestro trabajo hace parte central en la construcción de este país. En decreto del 20 de octubre de 1820 el entonces vicepresidente de la República reformó el plan de instrucción y educación con el propósito de organizar el método de enseñanza. Se planteó en el citado decreto que los estudiantes deberían recibir clases de gramática castellana, con el fin de formar discursos en las materias que se les propusieran, así como el estudio de aritmética, geometría, trigonometría y conocer los derechos del hombre y el ciudadano. La preocupación de Santander por desarrollar un sistema educativo que sacara de la ignorancia a la juventud de la nueva república fue evidente. Siempre pensó que la mejor manera de estructurar un Estado soberano y libre era teniendo gente intelectualmente capaz. Por ello no ahorró ningún esfuerzo para poner al alcance de muchos compatriotas suyos la oportunidad de educarse. En la misma línea que José Celestino Mutis y Francisco José de Caldas, Santander entendió que, sin la educación, la obra emancipadora carecía de significación. Nosotros, los profesores, hacemos parte de esta tradición y nuestro trabajo enaltece la memoria de los que por generaciones han aportado en la construcción de un país con más oportunidades. Les deseo a todos un feliz día y reciban todo mi reconocimiento por sus aportes en la construcción una sociedad más justa y de una universidad, que como la UTB, sin duda saldrá fortalecida de este complejo período.
Daniel Toro González
Elementos del texto adaptados de la biografía "Santander" de Pilar Moreno de Ángel