jueves, 19 de julio de 2012

Reinventando Lugares: Leavenworth


Con creatividad y trabajo duro es posible lograr un nivel sostenido de crecimiento económico.

Esta es la historia de cómo un pueblo minero en la quiebra se transforma en uno de los más importantes destinos turísticos del Pacífico Noroeste de los Estados Unidos.  El pueblo de Leavenworth está en el estado de Washington. Su arquitectura evoca una villa Bávara (típica de Baviera, Alemania), construida aprovechando su localización entre las imponentes cumbres de las montañas Cascade, similares a los Alpes de Europa Central.

     Foto: Ericka Duncan

La economía de Leavenworth fue golpeada severamente en los años veinte luego de la relocalización del ferrocarril, que dejó al pueblo lejos de su ruta principal. Luego de más de 40 años de lucha, en 1962 se inició el proyecto LIFE (Leavenworth Improvement For Everyone), que traduce “Mejora de Leavenworth para todo el mundo” y cuya sigla en inglés significa “vida”. El proyecto fue liderado por un comité de comerciantes y habitantes que se inspiraron en un caso similar, el de Solvang, California. El plan LIFE se orientó a transformar lo que hasta entonces era un pueblo de arquitectura común y con problemas económicos, en un lugar económicamente exitoso cuya arquitectura transporta a sus visitantes al centro de Europa.


     Foto: Ericka Duncan

A pesar de que Leavenworth sigue siendo un pueblo pequeño con aproximadamente dos mil habitantes, atiende más de dos millones de turistas al año, convirtiéndose en uno de los destinos preferidos de los turistas en el estado de Washington y de todo el Pacífico Noroeste. Para ponerlo en contexto, este pequeño pueblo recibe aproximadamente el mismo número de turistas que visitan Cuba o Colombia.
Vale la pena mencionar que este exitoso caso de recuperación no terminó con la reconstrucción del pueblo. Por el contrario, la permanente planeación de actividades culturales enriquece la oferta turística del lugar y fortalece la posición de Leavenworth como importante destino turístico (Vea la programación de eventos aquí). 


     Foto: Ericka Duncan



Información tomada de:

Leavenworth - Wikipedia




lunes, 9 de julio de 2012

Incentivos Tributarios

Cuando los ricos dejan de poner somos el resto los que asumimos la carga.

En entrevistas recientes en la revista Semana y El Tiempo, el economista José Antonio Ocampo (lea entrevista Semana y El Tiempo) vuelve a recalcar lo que muchas veces se ha dicho; que es necesaria una reforma tributaria para eliminar los incentivos que muchos sectores han venido acumulado durante años. A pesar de que el artículo se refiere a un estatuto tributario nacional, el debate es igualmente valido al nivel de los gobiernos locales, como el de Cartagena de Indias.
En el 2007, por iniciativa del secretario de hacienda de la época Felipe Merlano, desde la Universidad Tecnológica de Bolívar nos dimos a la tarea de revisar las actas del concejo de la ciudad de Cartagena para ver los cambios y las modificaciones realizadas a las tasas del impuesto predial por sectores económicos. Como uno de los resultados derivados de dicha revisión se observa por ejemplo que la tasa que hasta entonces pagaban los hoteles por impuesto predial era casi de la mitad de las impuestas sobre los sectores industrial y comercial. Y más ridículo aún, es inferior a la que pagan las entidades educativas y de beneficencia. (Ver TABLA 2 del estudio) 
De acuerdo a Ocampo “Tenemos que sanear el sistema tributario colombiano que no produce lo suficiente y tiene múltiples y excesivas excepciones para ricos que se han multiplicado con el tiempo y que deben ser desmontadas de alguna manera.”
En los Estados Unidos la discusión sobre recortes tributarios a los más ricos, llamados el "1%", está en el centro de la agenda de cada uno de los partidos, los republicanos para aumentar dichas ayudas y los demócratas a disminuirlas. La discusión se centra finalmente en ¿quién genera los empleos en la economía, el "1%" o el resto de la población, también llamado el "99%"? La pregunta válida en Colombia y en Cartagena es la misma, quién debe poner más esfuerzo para alcanzar un mayor nivel de desarrollo. Creo que la respuesta es clara, con cada exención que se aprueba, se aumenta la cuota que ponemos todos los que formamos parte del "99%".



Daniel Toro González y Martha Doria, “La curva de laffer y la optimización del recaudo tributario en Cartagena”, Universidad Tecnológica de Bolívar. April 2007. 
Descargue el documento aquí.

Recomiendo leer el interesante caso de Islandia presentado por la revista Semana. (Aquí)

martes, 3 de julio de 2012

Uso de las Encuestas de Percepción


Las variables de percepción* pueden llegar a ser preferidas al uso de variables reales** en el análisis cuantitativo de fenómenos como la corrupción y la gobernabilidad.

La prevalencia de fenómenos como el de la corrupción, en combinación con la casi inexistente disponibilidad de variables reales, hace de las encuestas de percepción un instrumento de mucho valor, especialmente relevante en países en desarrollo como Colombia. Por éste motivo, los proyectos de veeduría ciudadana y en especial los denominados “Cómo Vamos” se han ganado un lugar importante como proveedores de información sobre gestión y desempeño de la administración pública en muchas de las principales ciudades de Colombia.

Durante la versión número 87 de la conferencia anual de la Western Economic Association International (WEAI) celebrada en San Francisco California entre los días 29 de junio y 3 de julio de 2012, tuve la oportunidad de participar como comentarista del documento “A Case for the Use of Perception Measures” elaborado por los profesores Salar Jahedi y Fabio Méndez del departamento de economía de la Universidad de Arkansas, quienes por medio de un experimento analizan el desempeño de las medidas de percepción como instrumentos en análisis cuantitativo en temas como la corrupción y la gobernabilidad.

La necesidad de utilizar factores subjetivos surge principalmente por la carencia de mejores fuentes. Sin embargo, incluso las encuestas de percepción mejor diseñadas tienen un margen de error importante, particularmente cuando se comparan con medidas de corrupción real. Este margen de error entre la percepción de la corrupción y la corrupción real implica que el uso de índices basados en percepción puede ser problemático.

Sin embargo, los autores proveen importante evidencia relacionada con la validez de las percepciones como medida empírica, encontrando que éstas medidas:
1) son más útiles en situaciones donde sus resultados no concuerdan con otras medidas objetivas, 
2) cargan información adicional complementaria a la obtenida de otras medidas reales y,
3) pueden llegar a ser preferidas al uso de variables reales incluso cuando éstas están disponibles y pueden ser medidas perfectamente.

Es en este sentido, a pesar de que el estudio de fenómenos como corrupción y gobernabilidad ha mostrado ser una tarea complicada debido a las dificultades asociadas a su medición y la complejidad para construir puentes efectivos entre la medición (el problema) y las políticas (la solución), el trabajo provee elementos importantes orientados a entender el uso adecuado de las percepciones como variables en análisis empírico.

Referencia: 
Salar Jahedi y Fabio Mendez, 2012, "A Case for the Use of Perception Measures" University of Arkansas. Mimeo.

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*  Como ejemplo de variable de percepción de la corrupción puede tomarse la respuesta a una pregunta como: ¿Qué tan corrupto cree que son las instituciones en su ciudad? 
** Como ejemplo de variable real puede tomarse el número de casos de corrupción detectados por las autoridades.

Consultar artículo en Sitio Web de Cartagena Cómo Vamos aquí.

miércoles, 6 de junio de 2012

Engel y las Big Mac

Suponga que usted es uno del más de un millón de trabajadores en Colombia que gana el salario mínimo. Sale en la mañana en carro hacia su trabajo (ganando un salario mínimo mensual usted probablemente no tendrá carro, pero asumamos que sí). Pone un galón de gasolina en el tanque, al medio día almuerza con una hamburguesa de McDonald’s y luego de terminar el día regresa a casa.
Esta jornada no tiene nada de especial, pero puede llegar a revelar cosas muy interesantes sobre el poder adquisitivo de los colombianos. Por ejemplo, el gasto total de la jornada llevado a dólares es de 9.5 y resulta que el equivalente en salario mínimo de un día es de 10.5. Es decir que usted se ha gastado aproximadamente el 90% de sus ingresos y aún no ha pagado arriendo, servicios, educación, ni ningún otro gasto de sus dependientes. Si comparamos esta situación con la de una persona similar en los Estados Unidos la sorpresa es mayúscula. Su homólogo gringo que hace la misma jornada con el salario mínimo de allá, tiene unos gastos menores, apenas de 8 dólares, mientras que los ingresos son de 58 dólares el día. Es decir que sus gastos de alimentación y transporte equivalen a 13.7% de sus ingresos diarios, lo que deja suficiente margen de maniobra para cubrir otros rubros de su presupuesto y quizas lo más importante, para ahorrar (Ver Tabla No.1). En economía este fenómeno fue identificado hace casi 100 años y se conoce como la “Ley de Engel”. Esta ley advierte que a medida que aumentan los ingresos la proporción de la renta dedicada a alimentos disminuye. Sin embargo el hecho de que el fenómeno haya sido identificado hace tanto tiempo no mengua la frustración de los más de un millón de habitantes en Colombia que viven con el salario mínimo y cuya posibilidad de ahorrar es más remota que la de ver al tal Engel comiéndose una BigMac.


Nota: El BigMac index es una publicación de la revista The Economist.