martes, 3 de julio de 2012

Uso de las Encuestas de Percepción


Las variables de percepción* pueden llegar a ser preferidas al uso de variables reales** en el análisis cuantitativo de fenómenos como la corrupción y la gobernabilidad.

La prevalencia de fenómenos como el de la corrupción, en combinación con la casi inexistente disponibilidad de variables reales, hace de las encuestas de percepción un instrumento de mucho valor, especialmente relevante en países en desarrollo como Colombia. Por éste motivo, los proyectos de veeduría ciudadana y en especial los denominados “Cómo Vamos” se han ganado un lugar importante como proveedores de información sobre gestión y desempeño de la administración pública en muchas de las principales ciudades de Colombia.

Durante la versión número 87 de la conferencia anual de la Western Economic Association International (WEAI) celebrada en San Francisco California entre los días 29 de junio y 3 de julio de 2012, tuve la oportunidad de participar como comentarista del documento “A Case for the Use of Perception Measures” elaborado por los profesores Salar Jahedi y Fabio Méndez del departamento de economía de la Universidad de Arkansas, quienes por medio de un experimento analizan el desempeño de las medidas de percepción como instrumentos en análisis cuantitativo en temas como la corrupción y la gobernabilidad.

La necesidad de utilizar factores subjetivos surge principalmente por la carencia de mejores fuentes. Sin embargo, incluso las encuestas de percepción mejor diseñadas tienen un margen de error importante, particularmente cuando se comparan con medidas de corrupción real. Este margen de error entre la percepción de la corrupción y la corrupción real implica que el uso de índices basados en percepción puede ser problemático.

Sin embargo, los autores proveen importante evidencia relacionada con la validez de las percepciones como medida empírica, encontrando que éstas medidas:
1) son más útiles en situaciones donde sus resultados no concuerdan con otras medidas objetivas, 
2) cargan información adicional complementaria a la obtenida de otras medidas reales y,
3) pueden llegar a ser preferidas al uso de variables reales incluso cuando éstas están disponibles y pueden ser medidas perfectamente.

Es en este sentido, a pesar de que el estudio de fenómenos como corrupción y gobernabilidad ha mostrado ser una tarea complicada debido a las dificultades asociadas a su medición y la complejidad para construir puentes efectivos entre la medición (el problema) y las políticas (la solución), el trabajo provee elementos importantes orientados a entender el uso adecuado de las percepciones como variables en análisis empírico.

Referencia: 
Salar Jahedi y Fabio Mendez, 2012, "A Case for the Use of Perception Measures" University of Arkansas. Mimeo.

***************************
*  Como ejemplo de variable de percepción de la corrupción puede tomarse la respuesta a una pregunta como: ¿Qué tan corrupto cree que son las instituciones en su ciudad? 
** Como ejemplo de variable real puede tomarse el número de casos de corrupción detectados por las autoridades.

Consultar artículo en Sitio Web de Cartagena Cómo Vamos aquí.

miércoles, 6 de junio de 2012

Engel y las Big Mac

Suponga que usted es uno del más de un millón de trabajadores en Colombia que gana el salario mínimo. Sale en la mañana en carro hacia su trabajo (ganando un salario mínimo mensual usted probablemente no tendrá carro, pero asumamos que sí). Pone un galón de gasolina en el tanque, al medio día almuerza con una hamburguesa de McDonald’s y luego de terminar el día regresa a casa.
Esta jornada no tiene nada de especial, pero puede llegar a revelar cosas muy interesantes sobre el poder adquisitivo de los colombianos. Por ejemplo, el gasto total de la jornada llevado a dólares es de 9.5 y resulta que el equivalente en salario mínimo de un día es de 10.5. Es decir que usted se ha gastado aproximadamente el 90% de sus ingresos y aún no ha pagado arriendo, servicios, educación, ni ningún otro gasto de sus dependientes. Si comparamos esta situación con la de una persona similar en los Estados Unidos la sorpresa es mayúscula. Su homólogo gringo que hace la misma jornada con el salario mínimo de allá, tiene unos gastos menores, apenas de 8 dólares, mientras que los ingresos son de 58 dólares el día. Es decir que sus gastos de alimentación y transporte equivalen a 13.7% de sus ingresos diarios, lo que deja suficiente margen de maniobra para cubrir otros rubros de su presupuesto y quizas lo más importante, para ahorrar (Ver Tabla No.1). En economía este fenómeno fue identificado hace casi 100 años y se conoce como la “Ley de Engel”. Esta ley advierte que a medida que aumentan los ingresos la proporción de la renta dedicada a alimentos disminuye. Sin embargo el hecho de que el fenómeno haya sido identificado hace tanto tiempo no mengua la frustración de los más de un millón de habitantes en Colombia que viven con el salario mínimo y cuya posibilidad de ahorrar es más remota que la de ver al tal Engel comiéndose una BigMac.


Nota: El BigMac index es una publicación de la revista The Economist.

miércoles, 18 de enero de 2012

Are Micro and Macro Brews Substitutes?

Daniel Toro-Gonzalez, Jill J. McCluskey and Ron C. Mittelhammer

Although mass producers’ market share still represents more than 95% of sales, the trend of consumers switching from traditional to craft beer seems irreversible. How strong are the consumer’s preferences about this new type of beers? Given that brewing companies are subject to different policy regulations, especially taxes, the knowledge about consumer’s preferences is relevant to formulate more informed policy decisions to the industry. The aim of this paper is to estimate price, income and substitution elasticity of craft beers with respect to mass produced beers. We verify the hypothesis of that beer is a normal good with an inelastic demand with respect to prices and higher income elasticity for high end beers (craft +Import) compared to mass-produced beers. We also find that the elasticity of substitution between categories of beer is almost zero, which may imply no substitution between categories of beer because consumers do not return when they move their consumption from one type of beer to another.

See the ppt presentation of Jill McCluskey at the Beeronomics: The Economics of Beer and Brewing. November, 2011, University of California, Davis. Here