En 2024 se cumplieron 20 años desde que inicié como profesor en la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB), y más de 25 años de vínculo, si cuento mi etapa de formación como economista egresado, de esta institución que ha sido escuela, laboratorio de ideas y comunidad para mí.
En julio de 2018 asumí uno de los mayores retos profesionales: ser vicerrector académico de la UTB. En abril de 2024, después de cinco años de gestión, compartí con las directivas de la universidad un balance que no es sólo una rendición de cuentas sino un reconocimiento del trabajo colectivo de una universidad que no se detiene.
Durante este tiempo, trabajamos con dedicación en múltiples frentes: transformamos procesos académicos, modernizamos normativas, fortalecimos la planta profesoral y abrimos nuevas oportunidades para nuestros estudiantes. Hacia afuera, la comunidad local y nacional ha reconocido la articulación positiva de la UTB en entornos y sectores diversos: la impronta de local y lo global en su relacionamiento, estando presentes lo empresarial y lo comunitario, reflejado en su contribución a la transformación de los territorios.
Como testigo de primera mano de estos logros destaco:
🔹 La disminución sin antecedentes de la ausencia intersemestral y la deserción, resultado de una estrategia integral que combinó ajustes reglamentarios oportunos, la implementación de sistemas de alerta temprana, y la consolidación del ecosistema de acompañamiento estudiantil (ECO), lo que permitió atender de manera preventiva a estudiantes en riesgo y fortalecer su permanencia y éxito académico.
🔹 El mejoramiento en los resultados de aprendizaje medidos por las pruebas oficiales SABER PRO, ampliando la distancia del puntaje promedio con las universidades de Cartagena y consolidándonos como la mejor universidad de la ciudad y la segunda mejor universidad de la región Caribe.
🔹 La creación del modelo DoReTIC para enfrentar con agilidad los retos de la pandemia, que también ha marcado un derrotero para avanzar en la flexibilidad de nuestros procesos académicos.
🔹 El nacimiento de MAREA, un modelo de aseguramiento de resultados de aprendizaje, con el cual la UTB ha podido hacer seguimiento sistemático a las competencias genéricas desarrolladas por los estudiantes, fortaleciendo la toma de decisiones académicas y promoviendo una cultura de mejoramiento continuo basada en evidencia.
🔹 La consolidación de una nueva política de formación avanzada docente, que ha permitido proyectar estratégicamente el desarrollo profesional del cuerpo profesoral, impulsando doctorados, estancias posdoctorales y formación en maestrías propias, alineadas con las áreas prioritarias para el crecimiento académico e institucional de la UTB.
🔹 La aprobación del Estatuto Profesoral, que permitió el escalafonamiento del total de la planta de profesores, modernizando las categorías docentes, estableciendo rangos salariales más justos y alineados con el contexto internacional, y reconociendo los logros académicos y profesionales de nuestros docentes.
🔹 La creación de un modelo integral de evaluación a los profesores, mediante el cual se articulan la autoevaluación, la evaluación estudiantil, la valoración de los decanos y el cumplimiento del Plan de Metas Anuales (PMA), permitiendo alinear el desempeño docente con los objetivos institucionales y fomentar una cultura de mejora continua.
🔹La revisión de la oferta e impulso a nuevos programas académicos en todos los niveles, incluyendo nuevos doctorados propios y en red con otras universidades de calidad del país.
🔹 El rediseño del Proyecto Educativo Institucional y el lanzamiento del Sello Institucional UTB: Formamos ciudadanos líderes transformadores, sin el cual no habría sido posible alinear curricularmente a toda la universidad en torno a una visión común de formación integral, articulando competencias, resultados de aprendizaje y propósito institucional en cada programa académico, y delineando la ruta para el rediseño curricular que actualmente se encuentra en desarrollo.
🔹 La creación de la Ruta UTB Comunidad Segura para atención a víctimas de violencia sexual y violencia basada en género, que estableció un protocolo integral, claro y confiable para la prevención, atención y seguimiento de estos casos, fortaleciendo el compromiso institucional con un campus seguro, respetuoso y libre de cualquier forma de violencia, y posicionando a la UTB como referente en la protección de derechos dentro del ámbito universitario (Enlace).
El camino recorrido ha estado lleno de retos y nos ha permitido reafirmar valores, transitar rutas de gestión de calidad educativa y mejorar nuestro relacionamiento con el entorno. Tengo la convicción de que la educación transforma a las personas y a los territorios, por el compromiso con la calidad y la inclusión, y por el orgullo auténtico de ser parte de una universidad que se piensa a sí misma desde lo local con vocación global.
Desde la distancia tengo la certeza de haber contribuido a una UTB más sólida, más equitativa, más innovadora. Gracias a quienes han hecho parte de este viaje: decanos, directores, profesores, estudiantes, personal administrativo, aliados, y muy especialmente, al rector Alberto Roa y al presidente del Consejo Superior Jorge Enrique Rumié y a todos los miembros del Consejo.
Mi apuesta sigue siendo la misma: una educación superior de calidad, con sentido, con propósito, al servicio del desarrollo de Cartagena y la región.
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