jueves, 8 de enero de 2015

El regalito de Cartagena


El Universal. 26 de Diciembre de 2014 (Enlace)

En plena Navidad, Cartagena muestra lo peor. Aunque son muchos los síntomas de nuestra claustrofobia urbana, la movilidad merece mención especial: la ciudad ya es caótica en cualquier época. Para describir el estado del tránsito –y de ánimos– durante el fin de año, los calificativos se atascan en el cuello de sus calles.

Por un lado, la marea desbordada, la llegada de carros y visitantes, el caos desafiante y el irrespeto de las normas y, por otro, la omni-ausencia de las autoridades, empeoran la “época más bonita del año”. Por eso es entendible el clamor de la gente por más infraestructura.

Contra esta intuición, la solución a la inmovilidad no consiste necesariamente en construir más calles. Lo visto en otras ciudades del planeta indica que la nueva oferta de vías generará incentivos para su uso, haciendo que la red vial sea siempre insuficiente. La solución es un sistema de transporte público rápido, eficiente, con cobertura para todos los habitantes y con tarifas adecuadas.

Pero nos estamos moviendo en la dirección opuesta: el aumento de los ingresos ha hecho viable comprar más vehículos. En los últimos 14 años el ingreso promedio de los cartageneros y bolivarenses aumentó 60%, lo que, unido a la reducción en los precios de motos y automóviles, ha mejorado el poder de compra de vehículos. Con razones de sobra, ahora las personas se sienten alentadas a abandonar nuestro fracasado transporte público.

Con la reciente adición presupuestal de $225 mil millones a Transcaribe, anunciada con bombos y platillos, el proyecto terminará costando, a precios de hoy, más de un billón de pesos, cantidad similar al presupuesto anual de Cartagena. Esto significa más de 50 millones de dólares por kilómetro, costo escandaloso frente a los costos de proyectos similares alrededor del mundo.

En perspectiva, causa desaliento que, aun si Transcaribe llega a funcionar bien, se quede pequeño. Si la población creciera anualmente, como sugiere el documento Conpes del proyecto, al 2,12%, y sin considerar los efectos de la migración y el desplazamiento, para el año 2051 se habrán duplicado los habitantes de Cartagena. Imagine a su hijo adolescente, con gel y bigote, con una bicicleta con rueditas de apoyo de aguinaldo.

La ciudadanía está cansada de promesas vacías, de que los políticos saquen pecho por nada. Se dan “soluciones” que debieron desarrollarse hace años, un sistema que sin inaugurar ya está rezagado. El Gobierno no piensa en lo que viene.

O, tal vez sí: piensan en cortar la cinta del regalito a la ciudad y aprovechar el capital político que pueda dar la inauguración de la obra de la década.

*Decano de la Facultad de Economía y Negocios de la UTB
dtgindorg@gmail.com

viernes, 3 de octubre de 2014

Ordenar el territorio

El Universal, 3 de Octubre de 2014 12:02 am

Cartagena, destino de moda para toda clase de eventos que atrae visitantes ilustres de todo el mundo, es al tiempo una ciudad hostil con sus residentes y de cuestionable sostenibilidad.

Mientras los visitantes celebran ante los impávidos ojos de sus moradores, la ciudad se rezaga en la región ante el empuje modernizador y el crecimiento relativamente ordenado de capitales como Barranquilla, Montería y Santa Marta.

En las calles de la Heroica abundan ejemplos de cómo no debe planearse una ciudad. Colegios en medio de barrios residenciales sin la infraestructura apropiada  para la llegada y salida de estudiantes. Hospitales y clínicas improvisados en casonas maquilladas sin acceso o instalaciones adecuadas para la prestación de servicios de salud. Centros comerciales y conjuntos residenciales con protuberantes problemas de acceso vehicular y peatonal. Hoteles, comercios y empresas de transporte que poco a poco expanden sus espacios sin que nadie quiera notarlo o se atreva a señalarlos. Camiones que rompen el tráfico sacando contenedores desde el corazón de la ciudad.

La lista es incontable. Pero son problemas que pueden ser solucionados con un apropiado marco regulatorio de ordenamiento territorial. Planear el territorio es condición indispensable para lograr una ciudad que sea un hábitat amable, sostenible y que promueva el desarrollo económico y social.

Según el Banco Mundial, por primera vez en la historia más de la mitad de la población mundial vive en áreas urbanas. Y en 2030 los países en desarrollo duplicarán su población urbana. Esta transformación es un reto colosal. Si las proyecciones del Banco Mundial se cumplen ¿estamos hoy en Cartagena planeando una ciudad capaz de albergar apropiadamente a dos millones de personas en 15 años?

Los problemas de hoy y el futuro de la ciudad requieren mayor debate. Es necesario crear más espacios para que, mediante la discusión de ideas, se dé forma a la ciudad que deseamos. En ello las universidades tienen un papel determinante. Desde la UTB se ha tratado de elevar el nivel del debate sobre temas de ciudad como la movilidad y el cambio climático en diversos foros sobre temas urbanos. Este semestre el debate gira en torno al ordenamiento territorial.

No es un lugar común decir que de todos depende que Cartagena sea una ciudad ordenada y sostenible para sus habitantes actuales y futuros. Estos foros de discusión académica son un escenario que puede ser aprovechado por toda la comunidad para lograr que la ciudad sea acogedora para propios y extraños.

jueves, 18 de septiembre de 2014

jueves, 17 de julio de 2014

The Future of Engineering Education

John Hennessy, Stanford University
IACEE 14th World Conference on Continuing Engineering Education

Los invito a ver este extrordinario video en el que el rector de la universidad de Stanford, John Hennessy,  reflexiona sobre el papel de la tecnología en la educación superior. Esta charla fue la charla inaugural en la conferencia mundial de IACEE en junio de 2014 en la Universidad de Stanford.